domingo, 14 de agosto de 2011

Pensiones: lo que hay que saber

Cuánto más profundizamos en los asuntos monetarios que nos afectan a la mayoría de la población mundial, más causas hay para sorprendernos o dejarnos en un estado de shock puntual. El tema de las pensiones no se escapa a ello. La realidad y lo que nos cuentan son tan diferentes que uno se pregunta si el objetivo de nuestra existencia es tan solo permitir que nos tomen el pelo. Es lo que suele pasar cuando nos adentramos en los secretos del dinero.

Comenzaremos definiendo lo que para muchos es el sistema de pensiones: un sueldo vitalicio otorgado a partir de cierta edad legal en la que acaba la vida laboral y que cuya cantidad monetaria a percibir depende de las aportaciones que cada trabajador, sea a través de su sueldo sea de manera directa, haya ingresado en su vida laboral en el sistema de pensiones. En general esta definición es la que se acepta comúnmente en todo país en el que está reconocido el derecho a recibir una pensión por jubilación.

Para darnos cuenta de cuánto de diferente es la realidad, nos remitiremos a dos sistemas de pensiones completamente distintos: los de los EEUU y España.

Resulta que tras la segunda guerra mundial, los gobiernos occidentales se encontraron con la enorme tarea de la reconstrucción. Los ciudadanos habían ofrecido sus vidas por la propaganda de cada país y los gobiernos se veían obligados a ofrecer una gran recompensa para conseguir una nueva movilización de la población, pero esta vez en tiempos de paz. Así que, al igual que a los burros se les coloca una zanahoria delante para que caminen, a los ciudadanos se les prometió un premio por toda una vida de trabajo: las pensiones. Eso sí, los propios trabajadores serían los responsables de pagárselas a sí mismos: como ya vimos, el dinero se crea de la nada, pero la riqueza ha de recaer sólo en la élite dominante.

Al principio, los EEUU y España coincidieron en crear un sistema ponzi para tal fin. Ya se sabe, oficialmente los sistemas ponzi son ilegales excepto cuando los gobiernos los usan para sus propios intereses. Por lo tanto, los trabajadores que se jubilaran no cobrarían de su dinero aportado, sinó del dinero que ingresaran las nuevas generaciones, mientras el trabajador viviera. Por supuesto, la pensión siempre sería menor que el sueldo que hubiera cobrado dicho trabajador en su edad laboral. Para ello, irían creando fórmulas complejas ajenas al conocimiento de los trabajadores, y modificables a través del tiempo con la excusa de mantener el sistema de pensiones, que de entrada, los gobiernos ya lo habían diseñado inmantenible. Hay que decir en este punto que el que el sistema de pensiones sea deficitario nunca es problema pues su existencia solamente depende de la voluntad política.

Sin embargo, en los EEUU este sistema sólo se aplicó a la generación de la guerra. Sus hijos, los llamados “baby boomers“, se encontraron con un cambio radical a principios de la década de los 80 del siglo pasado: el plan 401(k) . Dicho plan, todavía activo en la actualidad, consiste básicamente en que cada trabajador crea su propia jubilación aportando su dinero a un fondo que se invierte en la bolsa para generar intereses. Además, estas aportaciones tienen truco, porque las aportaciones están exentas de impuestos pero éstos sí se aplican cuando el dinero se retira en el momento de la jubilación, justo cuando en general son más altos debidos a la inflación. Y ahora, en el momento que esta generación comienza a retirarse, ¿qué ha ocurrido? Pues que la bolsa ha caído en picado creándose una recesión. ¿Coincidencia? Sí, por supuesto… Es común encontrarse estos días en las noticias de EEUU con historias de personas de 70 años que no pueden mantenerse y buscan empleo.

Mientras, en España, como en el resto de Europa, las cosas fueron disitntas debido al mantenimiento del “estado del bienestar“, que en general, los políticos de los ’70 y ’80 no se atrevieron a tocar demasiado. Localmente, en España coincidió con el fin de la dictadura y la transición democrática. Justo en ese momento, era imposible tocar ningún “beneficio” de los trabajadores para poder presentar con brillo el maquillaje del antiguo régimen. Así pues, el esquema Ponzi continuó su trayecto aún incluso a sabiendas de que la pirámide de la población se estaba invirtiendo. Hasta llegar a nuestros días, en el que el mal sistema se ha hecho evidente y el gobierno ha comenzado su política de recortes sociales. Tener entre manos una crisis económica como la actual siempre viene como anillo al dedo: se retrasa la edad de jubilación, se aumenta el porcentaje de cotización, se incrementa el período de cálculo… El gobierno no niega el sistema de pensiones pero sí lo hace más duro, y por supuesto, que los trabajadores sigan pagándolo de sus bolsillos, eso siempre. Hasta que en un futuro todo se colapse. Pero ése será el problema del gobierno de turno del futuro.

¿Quién no ha escuchado a un anciano quejarse de que ha estado trabajando 40 años y que su pensión no le sirve más que para pagar el alquiler y comer? Y eso, si tiene suerte. Pues, señor, ése es el aspecto real de su zanahoria. Un ejemplo más del fraude a la parte mayoritaria de la población del sistema económico actual, o neofeudal. Carpe diem.

(Publicado originalmente el 25 de febrero de 2011)

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