lunes, 2 de diciembre de 2013

El color del dinero - El fin del secreto bancario suizo


Durante décadas, Suiza ha sido el paradigma de la fiscalidad tolerante y de la opacidad bancaria, dos singularidades económicas que el país helvético ha sabido convertir en un boyante negocio: nada menos que 312 bancos, que dan trabajo a 29.000 empleados y que proporcionan a este pequeño y próspero Estado más del 10% de su Producto Interior Bruto.

Miles de evasores fiscales de todo el mundo confían sus fortunas a estas entidades, sabedores de que la legislación suiza, que protege férreamente el secreto bancario, mantiene su dinero a salvo de preguntas incómodas.

Sin embargo, este refugio de ensueño para los más adinerados puede muy bien tener los días contados.

El secreto bancario, clave de la exclusiva oferta de los bancos suizos, se encuentra actualmente acosado por la comunidad internacional, que exige a las autoridades helvéticas cambios normativos que conduzcan a una mayor transparencia, para así poder luchar más eficazmente contra la evasión fiscal.

Hoy, en El Color del Dinero, hablaremos de la lucha por socavar el búnker financiero suizo.

Un asunto con mucha relevancia en el ámbito internacional y en el que está en juego mucho dinero. Dinero que debería ingresar el erario público, es decir, dinero de todos.

Durante las recientes protestas llevadas a cabo en gran parte de Colombia y por distintos sectores sociales, fueron notorias las agresiones cometidas por algunos integrantes de la Fuerza Pública contra la sociedad civil.

Miembros del Escuadrón Móvil antidisturbios de la Policía Nacional (ESMAD) fueron grabados en videos y celulares en acciones que violaban los Derechos Humanos de los protestantes: campesinos, mineros, transportadores, y comunidades rurales.

Estas actuaciones han puesto en tela de juicio el adiestramiento y la formación que reciben estos cuerpos policiales.

Pero en el trasfondo de estos hechos existe toda una estructura de poder, que va en contravía de cualquier expresión contra las grandes injusticias sociales que distinguen al país.

Antes que buscar mecanismos de diálogo y entendimiento, o de la satisfacción de las necesidades de amplios sectores sociales en crisis, el gobierno colombiano ha optado por la represión.

El antecedente y las brutales imágenes contra los civiles, muchos de ellos campesinos, ha dejado un amargo sabor, que rememora los aciagos tiempos del gobierno anterior, del ex presidente Álvaro Uribe, cuando la protesta era acallada por cualquier medio, incluyendo los asesinatos y las desapariciones forzadas, que alcanzaron en ese período cifrar escandalosas.

Fuente: HispanTV

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